"La vieya no quería morir porque cuanto más vieya era, más sabía" suele comentar Esther Toral, natural de La Encrucijada, en Cabranes. Esta semana mi alumna más longeva cumplió 90 años, y lo celebró como a ella le gusta, rodeada de amigos y con una tarta. De regalos nada, porque según ella "para qué los quiero ya".
Sólo espero que continúe así de bien todo lo que pueda, y que disfrute de cada momento, porque al menos en mis clases está al 100%.
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